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COLEGIO DE ESPECIALISTAS FORENSES A.C. |
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A la luz de los hechos (FUENTE MUY INTERESANTE)
Si tiene en mente cometer un crimen, piénselo antes dos veces. Policía y forenses disponen de armas cada vez más eficaces y precisas para buscar, encontrar y atrapar al autor del delito
Por Enrique M. Coperías
Si en el estado de Michigan existiera la pena capital, Eddie Joe Lloyd habría pasado a mejor vida hace mucho tiempo. El 26 de agosto de 2002, este hombre de 54 años afectado por una deficiencia mental, salió de la cárcel tras 17 años de cautiverio por un delito que no había cometido: la brutal violación y asesinato de Michelle Jackson, una adolescente de 16 años que desapareció cuando se dirigía al instituto.
Alarmados, los ciudadanos de Detroit querían un culpable y la policía se lo puso en bandeja. A pesar de la ausencia de evidencias físicas, Lloyd fue condenado en lograron arrancarle en comisaría en una época en la cual el acusado estaba ingresado en un centro psiquiátrico. Pero ahora, su ADN le ha exonerado. El análisis genético de restos biológicos hallados en los objetos empleados por el asesino para agredir y estrangular a la joven, entre los que figuran unos calzones largos y una botella, no dejan lugar a la duda: Lloyd no la mató. “Si Michelle Jackson hubiera podido hablar desde su tumba, habría dicho a todo el mundo que Eddie Lloyd no lo hizo”, dijo entre lágrimas nada más abandonar la prisión.
En palabras de Barry Scheck, codirector del Innocence Proyect en la Facultad de Leyes Cardoza, de Nueva York, este pobre perturbado hace el número 110 de la lista de convictos que han sido liberados en Estados Unidos gracias a los análisis genéticos.
Técnicas de imagen médica permiten seguir la trayectoria de la bala
Esta organización ha ayudado a 95 personas a demostrar, mediante pruebas de ADN, que estaban encarceladas injustamente; y diez de ellas aguardaban la ejecución en el corredor de la muerte. “El ADN de Lloyd no coincidía con ninguna de las 50.000 huellas genéticas recogidas en los escenarios criminales ni con las tomadas a violadores y otros delincuentes peligrosos que se almacenan en la base informatizada de datos genéticos Combined DNA Index System o CODIS, del FBI.
Una inspección meticulosa. Una de las fases más importantes en cualquier investigación criminal es la inspección ocular del lugar de los hechos. A la derecha, la policía neoyorquina recoge muestras de sangre en un apartamento del Bronx, donde se ha cometido un asesinato relacionado con el consumo de crack. En el centro, forenses israelíes toman las huellas dactilares a un palestino muerto en un enfrentamiento con la policía. A la derecha, el marcaje con tiza de la posición en la que se encuentra un cadáver es de gran ayuda para los detectives.
Aparte de remediar terribles errores judiciales, la misma técnica genética también está permitiendo atrapar y condenar, dentro y fuera de Estados Unidos, a centenares de violadores y criminales que de otra forma aún seguirían cometiendo fechorías con total impunidad. Éste es el caso de Stephen Snowden, que fue arrestado en enero de 2000 por robar una botella de whisky en un supermercado de Londres. Como parte de su trabajo rutinario, la policía le tomó una muestra de saliva para incluir su huella genética en el mayor registro de ADN humano del mundo, que se guarda en los ordenadores del Servicio de Ciencia Forense (FSS) en un edificio cercano a Birmingham. El cotejo de su huella genética con el casi millón de perfiles genéticos del FSS, relacionaba a Snowden con la agresión sexual sin resolver perpetrada a una mujer en Cambridgeshire, en 1991. El robo de una botella de whisky le supuso una condena de 12 años por violación. No cabe duda de que las pruebas genéticas son, hoy por hoy, la estrella de la medicina forense. Pero no es la única. En el presente, científicos de todas las disciplinas salen en auxilio de la policía científica, que cuenta con técnicas e instrumentales cada vez más refinados para perseguir la delincuencia. Antropólogos, químicos, físicos, matemáticos, patólogos, ingenieros en informática, biólogos, psiquiatras, psicólogos, zoólogos y botánicos son algunos de los profesionales que han puesto sus conocimientos, experiencia y progresos científicos al servicio de la ciencia del crimen. Sin ir más lejos, las modernas técnicas de imagen médica, como la tomografía axial computerizada (TAC), la resonancia magnética nuclear (RMN) y la ecografía tridimensional (ET), permiten que los expertos en balística sigan el rastro de una bala por el cuerpo del cadáver, sin necesidad de levantar un centímetro de su piel. Y los microscopios electrónicos de última generación hacen que los antropólogos físicos estudien exhaustivamente los cortes, marcas y alteraciones de los huesos en los casos de desollamiento, descarnamiento o desarticulación protagonizados por un asesino en serie.
Presencia virtual en la sala de autopsia
Los avances en telemedicina hacen posible que el ayudante del fiscal asista en directo a una autopsia –izquierda- en el Instituto de Medicina Legal de St. Etienne (Francia). A la derecha, un antropólogo físico estudia el cráneo de un cadáver hallado en extrañas circunstancias. Esto permite, entre otras cosas, conocer el sexo y la edad de su dueño.
Cadáver sin nombre
Sobre estas líneas, el doctor Lorente y su hermano, Miguel, durante su estancia en la academia del FBI en Quantico (Virginia), en 1992.
Hace tres años, el doctor José Antonio Lorente, profesor de la Universidad de Granada, puso en marcha el proyecto Fénix: un banco nacional de ADN sobre desaparecidos y familiares pionero en el mundo entero. Consta de dos bases de datos que se comparan automáticamente: la de referencia, que contiene el ADN mitocondrial (ADNm) facilitado por los familiares; y la llamada Database Questioned, que guarda el ADN de restos y cadáveres no identificados. Gracias al Fénix, se han podido cerrar hasta la fecha 16 crímenes, se han estudiado 160 restos óseos y se han tomado muestras genéticas a 236 familias con algún desaparecido, según el profesor Lorente.
La infografía forense reconstruye cómo sucedió el delito
Las técnicas infográficas de vanguardia se están aplicando por primera vez en la inspección ocular del escenario del delito, así como en las autopsias y la identificación de cadáveres y delincuentes. Mediante escáneres de alta resolución, la policía puede grabar en un potente ordenador portátil el cadáver en su posición original, las manchas de sangre, las huellas dactilares, los pelos y otras evidencias presentes en el lugar de los hechos. Luego, los inspectores recrean fidedignamente el escenario en un entorno virtual, respetando las leyes físicas y matemáticas de los cuerpos y objetos, para buscar pruebas que en primera instancia pudieron pasar desapercibidas o reproducir las diferentes hipótesis que explican cómo ocurrieron los acontecimientos.
Si Eugéne François Vidocq (1775-1857), el padre de la moderna criminalística, levantara la cabeza, se quedaría atónito ante los métodos de investigación de la policía y los forenses. Este ex convicto, fundador de la Sûreté francesa –la primera agencia de detectives del mundo–, introdujo en la ciencia del crimen muchos de los procedimientos seguidos aún hoy por los detectives y forenses. A sus órdenes trabajaron tanto policías como investigadores, médicos forenses, delincuentes y antiguos presidiarios. A todos ellos les instruyó en el arte del disfraz, la captación de informadores y soplones y el modus operandi de los criminales. Vidocq también fue pionero en incluir en la tarea detectivesca la grafología –el análisis de las firmas–, la identificación de huellas dactilares y la impresión en yeso de pies y zapatos. Por tus genes te atraparán
A principios de la década de los ochenta, Alec Jeffrey –izquierda–, de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, puso a punto la llamada huella genética. En 1987 fue utilizada por primera vez para atrapar y condenar a Robert Melias, un violador. A la derecha, un grupo de genetistas examinan secuencias de ADN para el esclarecimiento de una caso de abuso sexual.
Mucho ha llovido desde el molde en yeso del calzado a la fabricación en polímero de un machete a partir de la herida dejada por un apuñalamiento. Hoy, los delincuentes operan cada vez con menor impunidad. Un cabello, una hebra de un jersey, la colilla de un cigarro e incluso una mancha de sudor pueden ser suficientes para que la policía científica resuelva un caso. “Si suda, no delinca”, se podrá aconsejar algún día de éstos a un delincuente en ciernes. Cada vez que tocamos o rozamos algo, dejamos un residuo casi invisible de proteínas, sales y ácidos grasos. Debido a que la composición precisa de estos compuestos varía de un individuo a otro, algunos forenses sospechan que cada persona tiene su propia huella dactilar química. ¿Ciencia ficción? No, en absoluto.
Durante la reunión de la Sociedad Americana de Química, que se celebró en Chicago en septiembre de 2001, el equipo liderado por Dale Perry, del Lawrence Berkeley National Laboratory, en California, aseguró que era capaz de analizar la composición de una mancha sudorosa de 0,001 centímetros. Esto es posible mediante un sincrotrón, acelerador de partículas que produce rayos de luz extremadamente intensos, la llamada radiación sincrotrón. Pues bien, cuando ésta se enfoca en una muestra biológica, las longitudes de onda que se absorben revelan su composición química.
Algunos de los asistentes a la reunión miraron perplejos a Perry. Hasta hoy, nadie sabe si nuestra huella grasienta es tan exclusiva como los dermatoglifos de la mano o la configuración del iris. En 1999, un estudio llevado a cabo por Gary Mong, del Pacific Northwest National Laboratory, en Richland (Washington) demostró que las marcas de sudor dejadas por 79 voluntarios se antojaban diferentes entre sí al ser sometidas a la prueba del cromatógrafo de gases. “Tengo la corazonada de que las manchas sudorosas pueden separarse por edad y sexo”, ha declarado Mong. Al hilo de esto, Perry señala que su método, varios cientos de veces más sensible que el de Mong, no destruye la huella dactilar y permite que luego sea estudiada por los forenses.
Cómo distinguir dos preservativos de marcas diferentes
Sin lugar a dudas, las técnicas cromatográficas, así como la espectrometría, han entrado en el laboratorio forense como un elefante en una cacharrería. Mediante estos auténticos sabuesos moleculares, los investigadores pueden olfatear sustancias en cantidades nimias, pero que resultan de enorme interés para resolver un delito. Los avances en este sentido son fabulosos. Por ejemplo, el forense Franco Tagliaro, de la Universidad del Sagrado Corazón, en Roma, señala que la llamada electroforesis de capilaridad está siendo usada por los expertos en balística para determinar la presencia de nitrato y nitrito en la piel del sospechoso. No hay que olvidar que estas sustancias son los principales residuos inorgánicos que quedan adheridos en la piel tras efectuar un disparo con un arma de fuego. ¡Abra esa boquita!
Un policía toma con un palillo de algodón una muestra de saliva de un joven. En Inglaterra, la policía puede confeccionar y archivar la huella genética de toda persona detenida, aunque luego demuestre su inocencia. Esta información genética es cotejada con las muestras de ADN –derecha– recogidas en el escenario de un delito.
Por su parte, John Byrne, de la Universidad Tecnológica de Sydney, y Lindsay Spence, del Servicio Policial de Queensland, en Brisbane, están empleando el espectrómetro de masas para precisar con exactitud el origen de un folio empleado en una falsificación, la nota de un secuestrador u otro acto delictivo. A veces, el estudio de la estructura fibrosa o el color del papel, sobre todo si es blanco, resulta insuficiente para determinar su procedencia o cotejarlo con el hallado en la escena del delito, según los expertos.
La pareja de científicos australianos ha testado 23 elementos contenidos en 15 papeles procedentes de distintas partes del mundo. Con su refinado espectrómetro de masas, han logrado detectar y determinar la concentración de nueve de estos elementos. Es más, Byrne y Spence aseguran que sólo necesitan la presencia de dos –el estroncio y el manganeso– y en una concentración de tan solo 60 partes por mil millones, para identificar cada tipo de papel . En una labor similar andan enfrascados otros investigadores australianos, pero en esta ocasión el objeto de estudio no son los folios, sino los condones.
En ciertos casos de agresión sexual, el violador abandona el preservativo usado en la escena del crimen. Pero para desgracia de la policía, puede que no contenga restos de semen, pues no todos los agresores sexuales eyaculan. Es más, aún atrapando al delincuente con preservativos en los bolsillos, no resulta nada sencillo determinar si el usado en la violación y el aprehendido al sospechoso son de la misma marca. Desde ya, esto sí es factible. Garry Lee, Kari Brinch y sus colegas de la Universidad Tecnológica de Sydney han puesto a punto lo que denominan una huella dactilar del preservativo. En un estudio presentado hace dos años a la comunidad forense, los científicos australianos afirmaban que eran capaces de identificar 29 de 38 condones comercializados en su país. Para diferenciarlos, analizaron su estructura molecular mediante la espectroscopia de resonancia magnética nuclear (NMR). En esta técnica, la muestra de condón es colocada en un campo magnético y bombardeada con ondas de radio que sacan a la luz los compuestos químicos presentes. “A simple vista, el Passion Regular y el Saturn Regular parecen el mismo preservativo, pero los diferencias inmediatamente con la MNR”, dice Lee, que apuesta porque en un futuro no muy lejano se pueda identificar un condón solamente por su espectro NMR, introduciendo un palillo de algodón en la vagina de la víctima. Que nada se pase por alto
Una agente de la policía científica (izquierda) examina una prenda para buscar indicios que conduzcan al delincuente. Detectar una fibra sintética, una mancha de sangre o granos de polen, es un buen comienzo. A la derecha, una investigadora compara dos muestras de cabello.
“Cada vez vemos más actos criminales caracterizados por su violencia, con una notable desproporción de fuerzas entre la víctima y el agresor, y por la utilización de instrumentos y armas que hacen que las evidencias o indicios dejados en el lugar de los hechos por el autor o los autores sean mínimos”, dice el doctor José Antonio Lorente, director del laboratorio de ADN de la Universidad de Granada. Pero como señala este experto, que dirige la primera base genética de personas desaparecidas del mundo, “paralelamente hemos asistido a un desarrollo científico que ha facilitado la aplicación de nuevas tecnologías que han ido profundizando en su capacidad identificadora sobre indicios más pequeños.”
Lodos delatores
Las manchas de barro adheridas a la suela de una bota dicen muchas cosas a los detectives. Por ejemplo, su composición química –que puede obtenerse con precisión en un espectrómetro de masas– permite situar a su dueño en un lugar determinado. Lo mismo puede decirse de la presencia de virutas y determinadas hojas, ramitas, semillas y otros restos vegetales. En la imagen inferior, un policía revela las huellas latentes o invisibles presentes en un papel. Para ello, aplica vapores de yodo metálico, que reaccionan con la grasa de la huella dactilar. Ésta adquiere entonces un color ocre o amarillento.
Sin miedo a equívocos, el máximo exponente actual en la investigación criminal y forense es la mencionada tecnología del ADN. Ésta fue utilizada por primera vez en 1985 por el investigador Alec Jeffreys, de la Universidad de Leicester, para la resolución de un caso de inmigración de una joven de Ghana. Pendiente de un hilo.
Con la ayuda de un microscopio electrónico de barrido, que ofrece imágenes en tres dimensiones, un policía del Departamento de Investigación Criminal Federal, en Alemania, estudia el punto de fractura del hilo de una bombilla del faro delantero de un coche, para determinar si se incendió en un accidente de tráfico.
De ladrón de supermercados a acusado por agresión sexual
Dos años más tarde, las pruebas genéticas permitieron identificar a Robert Milias, un peón de Bristol de 32 años de edad, como autor de una agresión sexual a una mujer enferma de polio, y culpar a Nigel Davis del llamado caso del condado de Leicestershire, en el que fueron violadas y asesinadas dos mujeres, en 1983 y 1985, y donde las pruebas serológicas convencionales fallaron a la hora de identificar al agresor.
Desde entonces, la genética forense ha experimentado un desarrollo meteórico: en Estados Unidos se ha solicitado la prueba genética en más de mil casos policiales. Hoy, la policía puede obtener un perfil genético del criminal a partir de pequeños indicios biológicos –una mancha de semen, una gota de sangre, un cabello – encontrados en la escena del delito. Eso es posible mediante la reacción en cadena de la polimeraza (PCR), una técnica desarrollada por Kary Mullis en 1987 que permite obtener millares de copias a partir de un fragmento de ADN incluso parcialmente degradado.
Para fabricar la huella dactilar de ADN –una especie de DNI molecular– del sospechoso, los genetistas eligen unas regiones de la molécula hereditaria altamente variables en la población y cuya función específica es desconocida en la actualidad, aunque se sabe que no contienen genes. Se trata de los llamados polimorfismos en la longitud de los fragmentos de restricción (RFLP). Dicho de una forma sencilla, si las secuencias de estos fragmentos de ADN del detenido se solapan con las del hallado en la escena del crimen, el caso puede cerrarse. Sólo hay una probabilidad entre 37 millones de que dos personas tengan idénticas las seis RFLPs seleccionadas en la prueba. Para su infortunio, Raymond Easton, un constructor de Swindon, en Inglaterra, cumplió la estadística. En 1999, tras una riña doméstica, la policía confeccionó la huella genética de Easton. Tres años después, los ordenadores de Scotland Yard la identificaban con el ADN recogido de una mancha de sangre en un caso de homicidio. Pero para entonces, Easton sufría la enfermedad de Parkinson y era incapaz de ponerse los pantalones sin ayuda.
Contra los crímenes de la naturaleza
Los análisis genéticos permiten a los veterinarios controlar la viabilidad y conservación de algunas especies, como esta tortuga de las Galápagos.
El único laboratorio forense dedicado a la vida salvaje se halla en Ashland, Oregon (EE UU). Allí, un equipo de científicos a las órdenes de Ken Goddard, persiguen desde 1987 los delitos ecológicos, como el comercio ilegal de especies protegidas o productos obtenidos a partir de ellas. Mediante análisis del ADN mitocondrial, por ejemplo, han logrado abortar la importación ilegal de caviar procedente de especies protegidas de esturión. Ésta técnica también ha permitido a agentes del Servicio de Ciencia Forense (FSS) requisar una partida de medicinas chinas que contenían hueso en polvo de tigre.
La polémica no se hizo esperar y la policía científica británica tuvo que aumentar de seis a 10 los RFLPs analizados. A fecha de hoy, nadie pone en duda que el estudio del ADN ha supuesto un gran paso de gigante en la investigación médico-forense: resolución de conflictos de paternidad, asesinatos y delitos sexuales, e identificación de restos cadavéricos –por ejemplo, los restos del zar Nicolás II de Rusia y su familia– o personas desaparecidas, como sucedió en Argentina con los niños desaparecidos durante la dictadura militar, los asesinados por la dictadura de Pinochet, en Chile, y los fallecidos en México durante la represión de 1968. Cuando los proyectiles coinciden
Para hacerse con una bala y recoger los residuos dejados por el impacto, un policía dispara la pistola contra una caja rellena de algodón. En el laboratorio de balística, la superficie del proyectil es escaneada y procesada en un ordenador, para su comparación con la extraída de un cadáver.
El uso de la tecnología genética desata serios conflictos bioéticos
Ahora bien, el empleo de esta tecnología genética ha suscitado ciertos conflictos bioéticos. Sin ir más lejos, numerosas voces críticas se han alzado en contra de la pretensión del Gobierno británico de ampliar la base de datos genéticos a 3,5 millones de huellas en los próximos tres años, mediante el registro y almacenamiento indefinidamente del perfil genético de los arrestados, aunque se acredite su inocencia. Incluso el propio Jeffreys se ha mostrado escandalizado ante esta iniciativa policial: “Me opongo totalmente. Es discriminatoria e inconsistente con el derecho a la privacidad.” En España y otros países europeos, por fortuna, las pruebas de ADN únicamente se aplican a las personas con graves y fundadas acusaciones.
Ahora bien, no siempre aparecen en la escena del crimen evidencias biológicas de las que rescatar la molécula chivata. Esto ocurre con una frecuencia indeseable en los casos de agresión sexual. Para identificar el semen recogido del cuerpo de la víctima o en el lugar del asalto, el forense realiza una serie de pruebas de laboratorio, como son el estudio bajo la luz del microscopio de los espermatozoides y la detección de fosfatasa ácida y antígenos específicos de la próstata (PSA). Estas sustancias omnipresentes en el líquido seminal permiten a la policía constatar que realmente se ha producido una eyaculación. La firma del psicópata
Un forense reconstruye en un maniquí las trayectorias de las balas para esclarecer un asesinato. A la izquierda, los sistemas informáticos salen en auxilio de los grafólogos, que son incluso capaces de establecer la personalidad criminal de un individuo a través de su escritura.
A veces, demostrar que una mujer ha sido violada no resulta sencillo. Esto es así debido a muchos factores, como que el agresor no deja ningún rastro de semen, porque no eyacula o utiliza un preservativo; porque la víctima está menstruando o porque la agresión es ejecutada por vía anal u oral.
Los restos de células epidémicas delatan a su dueño
Con el fin de afrontar estas limitaciones, algunos forenses han puesto los ojos en el cromosoma sexual masculino, esto es, en el Y. Durante el asalto, el violador normalmente pierde restos de células epidérmicas que portan el preciado fragmento genético. Para revelar su presencia, los forenses sólo necesitan que exista una célula masculina entre 5.000 femeninas. Philippe de Mazancourt y sus colegas del Hospital Raymond Poincaré, en Graches (Francia) han usado este novedoso test para examinar a 79 mujeres que denunciaron ser víctimas de una agresión sexual. Los resultados del estudio han aparecido publicados en la revista Forensic Science International del mes de marzo: los investigadores encontraron fragmentos del cromosoma Y en el 30% de los casos en que las pruebas estándar de detección de semen habían arrojado un resultado negativo.
No cabe duda de que los crímenes sexuales se hallan entre los delitos más difíciles de resolver. En ocasiones, el avanzado estado de descomposición del cuerpo hace prácticamente imposible saber si la víctima fue agredida sexualmente antes de fallecer, un detalle importante para conocer el modus operandi del autor. Este escollo en la investigación está a punto de ser resuelto. Los forenses comienzan a sonsacar información a los insectos que colonizan el cadáver. James Michael Clery, investigador del departamento de Zoología y Entomología de la Universidad de Rhodes, en Sudáfrica, está convencido de que la fauna cadavérica puede ayudar a la policía a atrapar al violador. ¿Pero cómo?
Clery ha reproducido en su laboratorio lo que acontece después de un asesinato sexual. En un recipiente relleno con un sustrato a base de hígado, el biólogo añadió unas gotitas de líquido seminal y puso sobre éstas unos huevos de mosca corómida verde (Lucilia sericata), díptero que se cuenta entre los primeros insectos que infestan el cadáver. Esperó a que los huevos eclosionaran y dejó que las larvas se alimentaran entre 48 y 145 horas. Luego, tomó algunas de ellas para someterlas a diferentes análisis. El resultado: todas las larvas de seis días tenían rastros de P30, una proteína exclusiva del semen humano.
Las moscas se convierten en confidentes de la policía.
El joven Clery es uno de los 63 profesionales que se dedican a la entomología forense en el mundo. Las moscas, escarabajos, arañas y otras criaturas que se alimentan de la carroña, conocida como fauna cadavérica o escuadras de la muerte, son unos auténticos confidentes de la policía. De hecho, han ayudado a resolver numerosos casos criminales, sobre todo en la determinación de la hora de la muerte y de confirmar si el cadáver fue trasladado o movido de sitio en algún momento. Desde hace tiempo, los científicos saben que se puede establecer una relación entre los ciclos biológicos de los insectos –huevo, larva, pupa o crisálida y adulto– con las etapas de descomposición cadavérica. Además, en cada una de ellas aparece una fauna diferente. Por ejemplo, las moscas del género Calliphora y Sarcophaga son las primeras en aparecer, mientras que la polilla Aglossa pinguinalis y el coleóptero Dermestes no se unen al festín hasta la fermentación butírica, que ocurre al cabo de 10 meses del fallecimiento. Así, los forenses cuentan con un reloj que permite aproximarse a la hora de la muerte. Habla, bicho
El estudio y cría de los insectos encontrados en la escena del crimen (izquierda) permiten establecer la hora de la muerte, así como conocer si el cadáver ha sido movido. Una docena de especies de insectos componen la fauna necrófila. Se conocen también como escuadras de la muerte, pues se suceden durante la descomposición del cadáver. A la derecha, el “Hister cadaverine”, escarabajo que invade los cadáveres –según las condiciones ambientales– de 24 a 48 meses después de la muerte.
Hoy, no es extraño encontrar en la escena del crimen a un entomólogo guardando insectos en botes, como tampoco lo es toparse con un botánico. Hojas muertas, restos de aserrín, granos de polen susurran al botánico forense pormenores del delito. Gracias a los granos de polen y restos de hojas pegados en el barro de los neumáticos del coche de Eileen y Serrick Severs, que habían desaparecido misteriosamente, el botánico Tony Brown, de la Universidad Elxter, dio con el paradero de los cuerpos e identificó al autor del parricidio: su hijo Roger. Inculpación por los nervios
Un entomólogo recoge insectos en las cercanías del escenario de un crimen. A la derecha, la comparación de las nerviaciones de las hojas posibilitó que la botánica Michèle Lescot resolviera el asesinato de un anciano en Grenoble (Francia).
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LA PRESERVACIÓN DEL LUGAR DE LA INVESTIGACIÓN CRIMINALÍSTICA
(un pequeño comentario)
Hemos escuchado hablar muchas veces de la preservación y que se tiene que hacer y como hacerlo, ¿pero de verdad se aplica la metodología?, de ninguna manera, y tan sencillo como verlo en las notas periodísticas y en televisión, donde se observan imágenes donde todo mundo está pasando e interviniendo en el lugar de la investigación antes de que comience el trabajo de los famosos peritos y mientras tanto ya se alteró el lugar, la prensa tratando de ganar la nota y las mejores tomas, con esto ya pisaron y alteraron el lugar, las policías viendo que sucedió en lugar de comenzar las investigaciones adecuadas, recordemos que “mientras el tiempo pasa el delincuente huye” y para acabar los servicios de emergencia, llámense cruz roja, verde, particulares, que siempre pelean por ver quien se lleva a los lesionados, cuando los hay, bomberos, protección civil y cualesquiera que intervengan y luego casualmente todos quieren saber la identidad de los muertos o lesionados y casualmente desaparecen las pertenencias, y los culpables, claro los peritos, pero en fin, y eso no es todo cuando llegan los mandos ya sean de la policía, ministeriales y hasta periciales es un estorbo descomunal y los peritos encargados y que son los que realizan el trabajo en su totalidad quedan desplazados y por ende se desvirtúa el lugar y muchas opiniones al respecto, más ahora que nos invaden las series televisivas como CSI, en sus tres versiones, Bones, Detectives médicos, y otros cuatro más de los cuales no recuerdo que tan solo verles como criminalista, no se si me da risa o coraje de ver como influyen en las cabezas de los altos mandos, donde quieren hacerle al detective “non plus ultra”; ¿y a todo esto que se hace? Yo creo que muy poco, si se tuviera una capacitación adecuada para todos los que intervienen en un lugar de investigación criminalística, estas serían de mucha ayuda en la administración de la justicia, además de que se legislara a favor de la preservación, aunque en diversos estados de la república se dan las bases para ello, no se hace nada, por ejemplo, en el Distrito Federal dentro de uno de los acuerdos del procurador se establece un articulado que toda aquella persona que altere o modifique el lugar de los “hechos” será puesta a disposición de las autoridades …; pero no hay tal. Ojala en un futuro próximo si se aplique pero en todo el país, porque el destino ya nos alcanzó, en casi todos los estados de la república los hechos son cada vez más violentos, las ejecuciones por el crimen organizado están a la orden del día y muchas de ellas tienen similitud en su forma y el tipo de armas utilizadas, entonces estas se tienen que relacionar para conocer y crear un mapa delincuencial y así poder tener una estrecha comunicación, creo que la batalla tendría puntos a favor.
A todo esto, si contamos con una buena preservación del lugar de la investigación criminalística se puede lograr mucho, y todos los peritos podemos lograrlo poniendo no solo un grano de arena sino muchos, este en nuestro presente y futuro.
Lic. Martín Balderrama Almeida
COESFO
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Preservación, el mejor aliado de las Ciencias Forenses
La Ciudad callada, una avenida desierta, la noche reflejándose en el pavimento, la neblina a escasos centímetros del piso, los faros de un auto iluminando su propio carril, de pronto, la imperiosa necesidad de frenar bruscamente. Se aprecia un objeto obstruyendo la circulación de la avenida, sí, efectivamente, se trata de un cuerpo, un cadáver que lleva ya algunas horas ahí tendido, inerte, frío, solo.
Esta escena que parece propia de una serie o película de suspenso es mucho mas real de lo que creemos, en todas las ciudades del mundo sucede todos los días, ¿Cuando?, ¿Cómo?, ¿Las Causas?, ¿Él Culpable?, habrá que investigar…
Un cadáver abandonado en plena avenida, carretera, autopista, etc., solo puede explicarse de tres formas, por un accidente, por un suicidio o por un homicidio, no hay mas y para poder demostrar exactamente las causas y conocer la verdad histórica de ese hecho es necesaria la intervención y el apoyo de las diversas especialidades que conforman a la Criminalística, materias que aplican diversos exámenes, métodos y técnicas propias, con la finalidad de poder demostrarlo.
Los encargados de realizar ésta tarea en nuestro país son las oficinas de Servicios Periciales de las diversas Procuradurías, los cuales cuentan con personal capacitado para identificar, clasificar, embalar y custodiar el material sensible significativo (indicios) relacionados con esos hechos a los que se ha hecho referencia. El poder reconstruir la Verdad Histórica de un hecho en particular, con el fin de esclarecer el mismo se basa en principios básicos como el No mover, No quitar, No Tomar, en fin, No alterar absolutamente nada, “Alterar el escenario complicara la investigación y la llevará al fracaso”. Por ejemplo, en un suicidio por disparo de arma de fuego, si él occiso utilizó el arma de un familiar, es muy probable que éste quiera retirarla de la escena para no verse implicado y no hay peor error que hacerlo, ya que técnicamente cambiará por completo la historia sobre el suicidio. Aunque se pueden tomar en consideración otros elementos técnicos para demostrar la hipótesis de un suicidio, el hecho de llevarse el arma induciría a otras líneas de investigación, mismas que retrasarían por completo la diligencia y recordemos que “el tiempo que pasa, es la verdad que huye”. Cada detalle observado en el lugar de la investigación, por pequeño que parezca, puede ser el eje central de una investigación Criminalística, y el cual nos podrá encaminar hacia el lugar indicado, La Verdad Histórica del Hecho.
De nada sirve que los Servicios Periciales cuenten con personal altamente capacitado para estudiar un lugar de investigación si no nos preocupamos por la capacitación de todas las autoridades que intervienen en la diligencia, y mas aun, difundir entre la población la necesidad de contar con una educación de la Preservación, con el fin de que cuando arriben los especialistas forenses, se tenga la certeza de contar con una escena virgen y sin alteraciones.
Juan Robledo Chamorro
Erick Joan Sandoval Arévalo
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Criminalística, Antropología y Arqueología Forense
Como sabemos, la Criminalística es la Ciencia encargada de descubrir y verificar científicamente un hecho presuntamente delictuoso y con ello, al o a los probables responsables de tal hecho, aportando pruebas a los órganos encargados de la Procuración y Administración de Justicia, con el fin de ejercer acción penal. El área pericial encargada del estudio de los hechos presuntamente delictuosos mediante el análisis del material sensible significativo o indicios, a descubierto en ello un arte, el cual se ve enriquecido con la diversidad de conocimientos aportados por un sinnúmero de ciencias, entre ellas la antropología y la Arqueología.
Las diversas especialidades que auxilian a la Criminalística en su ardua tarea de manejo de indicios encontrados en el lugar de la investigación, realizan su labor con el fin de encontrar la Verdad Histórica de un Hecho, desgraciadamente la falta de conocimientos y metodología en la realización de una investigación es una de las causas mas frecuentes del fracaso de la misma, y por lo tanto, el origen de la Impunidad.
La Antropología y la arqueología son dos ciencias que han hecho significativas aportaciones a las Ciencias Forenses, principalmente en la recuperación de indicios, cadáveres y la identificación de restos humanos. Dentro de la gran cantidad de problemas que un investigador forense (Perito) tiene que enfrentar en el escenario de un homicidio, existe uno que funciona como agravante y ese problema es cuando la víctima ha sido enterrada, por los que la Antropología y la Arqueología aportan los conocimientos y las técnicas necesarias para que los Investigadores Forenses puedan identificar, recuperar y analizar los indicios relacionados con el hecho.
Los homicidios con cadáveres enterrados no son tan raros como para que las Procuradurías se preocuparan por instruir y entrenar a un equipo de Investigadores Forenses para el adecuado manejo de éstos homicidios y con ello, obtener el mayor número de indicios posibles que permitan conocer la Verdad Histórica de esos hechos en particular. La Antropología Forense identifica restos mas o menos esqueletizados que se sabe o que se cree que son humanos, y mas allá de la eliminación de elementos no humanos, el proceso de identificación se preocupa de proveer información acerca de sexo, edad, raza, estatura y otras características de cada individuo, elementos de suma importancia para su identificación y para la investigación en general.
La recuperación de un entierro debe hacerse con la misma minuciosidad que la búsqueda hecha en el lugar de un delito, por lo tanto, debemos tener en cuenta que la excavación para recuperar un cadáver se realiza considerando que una vez perturbados o removidos los restos óseos de un lugar, nunca se podrá reconstruir su condición original y será imposible reparar los errores cometidos durante la misma, por tal motivo, es recomendable aplicar los conocimientos de especialidades como la Antropología y la Arqueología con la finalidad de evitar esos errores tan comunes en la investigación.
Durante el desarrollo de la investigación deberán coordinarse los esfuerzos de todos los Investigadores Forense, en especial del Criminalista de Campo, Antropólogo y Arqueólogo, olvidando los egos tontos para demostrar quién es el mejor y los cuales solo nos conducirán al fracaso. La Criminalística aportará diversas técnicas de observación, búsqueda, protección y embalaje, mientras que la Antropología y la Arqueología se encargaran de la identificación de fosas clandestinas, excavación, recuperación y análisis de restos óseos, trabajando en conjunto para que la investigación se realice con profesionalismo, resolviendo todos los problemas que se presenten en cada caso en particular, mismos que serán resueltos con la experiencia y criterio de cada uno de los profesionales involucrados. Al momento de realizar la investigación se pondrán en juego los métodos propios de cada ciencia, pudiendo combinarse entre sí, por lo que es de suma importancia que los investigadores forenses cuenten con el entrenamiento especial para llevarlos a cabo.
Procedimiento para la búsqueda y excavación de fosas clandestinas:
- Investigación documental del lugar (Geografía)
- Observación, búsqueda y protección del lugar
- Asignar número de entierro
- Establecer el punto inicial y realización de retícula
- Iniciar excavación por capas de 10 cm
- Detector de metales (opcional)
- Fijación y embalaje de indicios
- Liberación de cadáver y exposición de los restos
- Extracción del cadáver ( levantamiento)
- Pasar por criba la excavación
- Trabajo en laboratorios forenses
Después de haber realizado la investigación y cuando se ha realizado el mejor esfuerzo uniendo los conocimientos y experiencias de los Investigadores Forenses que intervienen en la diligencia, esperamos que los resultados de la investigación nos lleven a encontrar la tan mencionada Verdad Histórica, esto con el fin de contestar las 7 preguntas de oro de la Criminalística. Cuando esto suceda y se puedan contestar estas preguntas, podemos decir que la investigación terminó y que el problema esta resuelto, todo esto a consecuencia de una diligencia inicial bien practicada.
Juan Robledo Chamorro
Medicina UNAM
Perito Criminalista de Campo
Diplomado en Antropología Forense
|
Arequipa, Perú
Saludos para todos los colegas y me hago presente con unas cuántas
ideas respecto del punto harto tratado hace unos días sobre
PRESERVACIÓN DE LA ESCENA.
Primeramente, para todos nosotros, criminalísticos de corazón, por
vocación y por profesión, nos indigna que nos se cuide o cautele
debidamente la escena del crimen, que es como decían y me permito
citarlos a Svensson y Wendel en su obra “Métodos Modernos de
Investigación Criminal” (Título original “Crime Detection”) publicada
en 1956, al referirse a las primeras actuaciones:“El escenario del
crimen es el más fructífero manantial de información y, en la mayoría
de los casos, todo éxito emana de una apreciación inteligente, de la
cual se saquen las oportunas consecuencias. Los técnicos pueden obtener
importantes indicios de su primer examen. Es deber del policía que
acuda procurar que nada sea pasado por alto por negligencia, descuido o
estupidez. Si se destruyen los indicios, ya no pueden reponerse. La
tarea de reconstrucción resulta imposible…”.
Estoy plenamente de acuerdo con Juan José, Gerardo y María, en que el
problema es de formación cultural de nuestros ciudadanos, dentro de los
que comprendo a los propios policías responsables del cumplimiento de
las normas y disposiciones atingentes a la cautela de la escena del
delito, cuando son ellos quienes antes que los especialistas hacen acto
de presencia para la constatación del hecho, pues no podemos evitar,
que si se trata de por medio la vida de una persona (Lesiones Graves o
presunto Homicidio), entonces el primero en llegar debe de verificar el
estado de la/las víctima/s, ya que no vamos a esperar que alguna que
presente aún signos de vida, fallezca por falta de atención; y, a esto
hay que permitir el pase de los paramédicos para su traslado; ahí, ya
hay una invasión extraña, puesto que no les vamos a pedir que leviten y
no toquen nada, esto como un punto especial.
Por otra parte, también existe el problema en algunos de nuestros
países, en donde existen poblados muy distantes; y, aunque no lo crean
sin vías de comunicación como una pista bien asfaltada o afirmada; y,
únicamente se desplazan por trochas, caso de nuestra serranía en la
cordillera o bien en la selva amazónica, hacia donde llegan los
policías de la Comisaría más cercana como pueden; y, para colmo de
males a veces se trata de homicidios donde sólo concurre el Fiscal,
único responsable de ordenar el levantamiento del cadáver y su traslado
a la Morgue, no contando con el apoyo de Peritos en Inspección Técnico
Criminalística.
Para el caso particular del Perú; hasta antes de la creación de la
Policía Nacional, existían tres cuerpos Policiales : La Guardia Civil,
la Policía de Investigaciones; y, la Guardia Republicana, me estoy
remontando a 1986, en donde cada Institución contaba con su propia
Escuela de Oficiales y Subalternos, únicas en todo el país, en donde en
la primera básicamente recibían conocimientos muy generales sobre
Criminalística, pese a contar con Oficiales preocupados y cultores de
ésta disciplina; en la segunda, mi ex institución, se nos impartía
Criminalística por donde lo piensen, porque éramos formados justamente
para investigar los delitos, en donde el “pesquisa es el director de la
escena, y el perito su mejor colaborador”, por ello contábamos con
cuatro campos ocupacionales : Investigación Criminal, Seguridad,
Criminalística y Administración; especialidades en las que salíamos
clasificados a la operatividad; y, en la tercera de las Instituciones,
la formación Criminalística era casi nula, salvo los últimos cuatro
años (desde el 84, en que se incluyó una asignatura de ésta
naturaleza). Pues bien, y se preguntaran, a que se debe esto,
espérense, termino de contarles, creerán Uds. que hubieron muchos casos
en los que el personal de la Guardia Civil y de la Policía de
Investigaciones llegaron a tener enfrentamientos armados entre sí, por
hacerse cargo de una investigación, que era competencia de justamente
la Policía de Investigaciones; casos así, provocaron suma exaltación en
la ciudadanía, ¿Cómo era posible esto?; y, saben Uds. porqué, aunque no
lo crean, algunos Oficiales de alta graduación, pretendían invadir
funciones de otra por el solo hecho de ser noticia y que ello les sirva
para sus ascensos, imagínense¡. Ello obligó justamente al Gobierno a
promover la integración policial para solucionar ésos insólitos
encuentros, creándose así la Policía Nacional; y, como dice el
aforismo, metieron perro, pericote; y, gato en una sola caja. Hoy en
día que ocurre, existe una única Escuela de Oficiales (cinco años de
estudios), y más de cinco Escuelas de Técnicos (tres años de estudios),
en donde a sus Cadetes y Alumnos se les clasifica desde la etapa de
formación en cinco Especialidades : Prevención y Seguridad,
Investigación Criminal, Criminalística, Inteligencia; y,
Administración; a los primeros a partir del Tercer Año de Cadetes; y, a
los Segundos a partir del Segundo Año de Alumnos, en donde se les
imparte formación en materia Criminalística a los especializados en
ésta rama; pero …Oh maravilla¡ se imaginan, que cuando culminan sus
estudios y egresan al trabajo, a una gran mayoría de éstos
Criminalísticos, los asignas a las funciones de Prevención y Seguridad;
y, de Criminalística nada; les cuento que cuando estuve como Director
Nacional de Criminalística, me cambiaron al 95% de mis Peritos en
Balística Forense; tuve que pararme en mis cuatro como Coronel
Director, de tal forma que me restituyeron a la totalidad; y, este año,
ha ocurrido lo mismo, al personal de Oficiales Policías especializados
en Criminalística de la Dirección de Criminalística, han sido cambiados
de colocación a desempeñar funciones ajenas a la Criminalística, ¿Qué
les parece?; por ello comparto la opinión de que la falta de cultura
cívica y profesional, no es de unos cuantos, es de todos.
Que si se debe de poner mano fuerte, hay que hacerlo, es cuestión de
hombres (Término Antropológico para que no se ofendan las damas), les
cuento que cuando era Comandante, fui destinad a la Dirección Nacional
Contra el Terrorismo, en el Año de 1993; y, haciendo uso de una
normatividad interna de la policía, contra viento y marea, cree la
hasta hoy existente Unidad de Operaciones Criminalísticas de ésta
Dirección, compuesta por Peritos en Inspecciones, Explosivos Forense,
Balística Forense, Grafotecnia, Identificación de Moneda y
Papiloscopía; y, no se imaginan; el General PNP entonces Director de
Criminalística, me convocó a su despacho, para increparme el porqué del
divisionismo que estaba creando, pues en ésta UOC, ya evacuábamos
peritajes criminalísticos, en apoyo exclusivo para las investigaciones
del Delito de Terrorismo nada más; sostuve y gané mi posición, al
decirle si él estaba en desacuerdo con la existencia de Laboratorios
Regionales, como era el caso de Arequipa (el más antiguo, de 25 años) y
el de Chiclayo (de 12 años); y, me dijo que esos eran por razones
de “desconcentración territorial” ya que los peritos de Lima no podían
concurrir a esas distancias; y, yo le argumenté, entonces, la UOC, se
crea por razones de “desconcentración funcional”; y le cité 123 casos
de antecedentes de Peritajes solicitados a Criminalística por la
DINCOTE, que aún no eran evacuados, con perjuicio de la investigación
que tenía un término de 15 días; no le quedó más que admitir que tenía
la razón.
Por otra parte, también existía el problema de que el personal policial
de la Policía Nacional (a 7 años de creada) igual le seguía metiendo la
mano a la escena del crimen, particularmente en Lima, así que también
eché mano a nuestra normatividad legal existente y disposiciones de
carácter interno, procediendo a promover denuncias Penales en su
contra, calculo que desde mi Jefatura promoví unas 20, procesos
instaurados contra policías que alteraban la escena; conclusión, esto
motivó a que se inicie el empleo de las “cintas amarillas” para limitar
el perímetro; recuerdo que personalmente concurría a todas las
inspecciones como resultados de los atentados terroristas durante mi
período como Jefe de dicha Unidad (años 93, 94 y 95); y como nuestro
trabajo era de civil, identificados con unos chalecos que nos hicimos a
modo del FBI en aquel entonces, ya nos miraban al llegar con una cara
que nos querían desaparecer, pero nuestra escena estaba bien cuidada;
como dice el dicho “Guerra avisada no mata gente”; y eso se aplicó a
rajatabla, hasta procedimos a denunciar a un médico legista de la
morque por limitar que ingresemos al examen balístico; así que creo
colegas que ésta guerra la tenemos que ganar si no es por medio de la
palabra, pues por la aplicación de la Ley, que para eso la tenemos a la
mano.
Como otro comentario, referente a si los peritos deben o no deben de
llevar arma; aquí quiero detenerme en algo, el arma de fuego,
constituye para el policía u medio de cautelar su integridad y la de
tercero; pero si no somos policías (porque en el Perú, los Peritos
Biólogos, Médicos, Químicos, Psicólogos, etc.; son incorporados como
Oficiales de Servicios, pudiendo llegar hasta el Grado de Coroneles, y
también se les faculta el uso de un arma de fuego pero de su
propiedad), creo entonces que se debe de echar mano a la adquisición de
un arma de fuego para uso particular adquiriéndola en una tiendo luego
de los trámites que regulan su tenencia; y, problema sanjado, pues
nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni dejar de hacer
lo que ésta no prohíbe (principio constitucional). Y, en cuanto al uso
que se le de, es igual que conducir un vehículo, sabemos que no hay que
manejar luego de haber ingerido alcohol, pero algunos lo hacen y matan,
igual sucede con el arma, si ésta persona no está capacitada para ello,
también cometerá infracciones a la ley; y lo que menciona Martín, es
muy cierto también ocurre en el Perú, justamente con el personal
policial de reciente egreso, lo primero quieren tener un arma; creerán
Uds. que en mis 29 años de Servicios, sólo la utilicé una vez para
frustrar un asalto en pleno centro de la Ciudad de Lima, cuando
trabajaba en la DINCOTE; y, ni siquiera estando de servicio, sino
paseando de compras, cuando vi que cuatro sujetos a eso de las 19.00
hs. en un lugar hoy desaparecido denominado la “Cachina” instalado en
la Av. La Colmena (Parque Universitario), se avalanzaron sobre un
muchacho para quitarle lo que llevaba encima; así que pensé muy
rápidamente : Hacer las de Bruce Lee, no lo creo, pues éstos no operan
juntos y una bala de otro puede terminar con mi actuación e incrementar
las estadísticas de mártires policiales; así que la alternativa que me
quedó fue extraer el arma y hacer dos disparos al aire; y, aunque no lo
crean, miré bien a donde disparaba, para no tirarle a la cabeza de
algún vecino de piso superior; acto seguido, los agresores se hicieron
humo; y para culminar, el lugar del hecho, estaba completamente rodeado
de reducidores en sus puestos, quienes luego del disparo ni se
inmutaron, fue como si un auto hubiera tocado el claxon, me acerque al
sujeto, verifiqué que estuvo intacto y con sus cosas; y cada uno salió
más rápido que Superman en busca de Luisa Lane, esto lo comento porque
no sabemos en qué momento puede servirnos para defender nuestra
integridad o la de terceros, ello independientemente de informarles,
que soy tirador profesional de Primera, integrante del Equipo de Tiro
de la Policía desde que era Alférez; es decir, he usado el arma una
infinidad de veces en competencias, por suerte jamás he estado en la
disyuntiva de disparar al cuerpo de un ser humano por más delincuente
que sea; por último, también he visto colegas míos estando aún en
actividad, en situaciones ostentosas con el arma de fuego; y, de
inmediato he puesto en funcionamiento el Reglamento Interno de Régimen
Disciplinario; y les he impuesto las sanciones correspondientes; dicho
de paso he dejado a muchos afectados por ello, pero estoy convencido de
que les he hecho un bien.
Esto de la Unidad de Intervención o Grupo de Intervención, como plantea
José Luís, pienso que según el medio y las circunstancias, sería de
aplicación probablemente para la realidad que está viviéndose en su
medio, no olvidemos que el hombre es un animal de costumbre; y como
repito, si no es con palabras, pues que sea con acciones como ésta;
efectivamente como menciona Mario, los resultados de éstas unidades son
halagadores cuando existe una buena organización, como nos comenta ser
en su medio; aquí en el Perú, tenemos en las principales ciudades las
Unidades de Radio Patrulla, que son las primeras en concurrir a eventos
similares, pero también están las Unidades encargadas de las
Investigaciones de Homicidios o Lesiones, éstas si a diferencia de la
anterior, no se mueven si no van con el equipo completo de los Peritos,
pero como les repito, en Ciudades que cuentan con éste apoyo
Criminalístico caso contrario se hace presente el policía verificador
solo; y, ya se imaginan lo que sigue.
También lo que nos comenta Erika, respecto al sacrificio de algunos
policías por progresar estudiando en las Universidades, aquí en el Perú
también ha tenido sus bemoles; y, es que por suerte hasta hace unos
años se decía a aquellos policías que se sabía estudiaban en las
Universidades : Ud. ha venido a trabajar o a estudiar¡, que les parece
esa expresión; y, para caso de ripley, al momento de hacerse la
evaluación para los Ascensos, había un ítem para calificación que
decía : Estudios Universitarios 3 pts.; otros como en mi caso, hemos
estudiado a la guerra.
Bueno colegas, discúlpenme la extensión, pero como Uds. me preocupa
ésta materia, espero haber aportado algo con éstos comentarios y
experiencias, que son resultados de vivir en el medio criminalístico,
anécdotas para contar, tengo como para escribir un libro.
Me despido con un fuerte abrazo y hasta la próxima.
Atte.
P. RODRÍGUEZ R.
Perito Criminalístico
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Estimados Foristas: a continuación les transcribo parte de un artículo (para ser presentado en una revista) desarrollado en mi época de profesor de criminalística, ahora lo expongo ante el foro para conocer sus opiniones al respecto:
Cada vez que un detective se constituye en un lugar donde efectúa una investigación materia de interés policial, usualmente denominado sitio de suceso, debe adoptar una doble actitud, la primera esta íntimamente relacionada con la percepción que sus sentidos le permiten respecto del mundo tangible, apreciando cada uno de los hallazgos como EVIDENCIA, es decir con "certeza, clara, manifiesta y tan perceptible, que nadie puede racionalmente dudar de ella"( Diccionario de la Lengua Española. Edit. Espasa Calpe,1995).
De esta forma de apreciación, igual que una lectura superficial de la realidad palpable, el investigador policial debe observar mediante los órganos de los sentidos, aquellos aspectos característicos de las evidencias, tales como: de su forma (morfología), en cuya descripción se debe usar como patrón referente, las figuras conocidas, especialmente las geométricas, y si ella se encuentra completa o incompleta, fracturada o con agregados, y/o cualquier otro dato relativo; de su tamaño, para lo cual se usará el sistema métrico de medición en las dimensiones conocidas de alto, largo, ancho, superficie que cubre; de su color, para lo cual será necesario conocer la definición de los colores primarios, secundarios y terciarios, e incluso la cantidad de brillo o iluminación ambiente que permita la visión ; de su textura, en la que es posible reconocer la disposición de su tejido y estructura; de su temperatura; de su consistencia, reconociendo la coherencia del cuerpo investigado, si corresponde a sólido, líquido, viscoso, gaseoso; y, del olor o aroma posible de percibir.
La consignación de todos estos datos, permitirán a su vez, la identificación posterior de la evidencia observada, acotando su individualización como única y singular en el contexto de la investigación judicial.
La segunda actitud del investigador, ya no es hacia el mundo exterior, sino hacia el interior de si mismo, procediendo a una reflexión ante el mismo hallazgo ya identificado, pero esta vez visto desde la perspectiva de constituir un INDICIO, es decir como un "fenómeno que permite conocer o inferir la existencia de otro no percibido" (Diccionario de la Lengua Española. Edit. Espasa Calpe S.A. 1995.).
Esta forma de enfocar la percepción, igual que una lectura profunda, nos debe conducir a un trabajo intelectual de razonamiento, buscando el principio de explicación de esa realidad en su causa-efecto; discurriendo, ordenando ideas en la mente para llegar a una conclusión que justifique su estado; parte de este proceso se corresponde con el análisis, es decir descomponiendo y estudiando cada una de sus partes para finalmente procurar su asociación en un intento de recrear en una justificación simple, directa y con poder explicatorio, de las acciones previas al estado en que fueron encontrados los hallazgos. Este ejercicio mental en principio no es sencillo, pero deberá dar contestación a la hexalogía clásica: qué, cuándo, cómo, dónde, quién, y por qué.
Esta proposición de entendimiento ya ha sido mencionada por sir A. Conan Doyle, para su personaje Sherlock Holmes, en la novela "Estudio en escarlata", en que describía el proceso como un razonamiento "hacia atrás", "Si usted describe una serie de acontecimientos, la mayoría de las personas le dirán cual puede ser el resultado. Pueden articular esos acontecimientos en sus mentes y razonar a partir de ellos para concluir que habrá de concurrir tal o cual cosa. Pero hay pocas personas que sean capaces, si uno les dice un resultado, de elaborar por si mismas un razonamiento hacia atrás para llegar a ese resultado".
Juan Maturana Contreras
Santiago – Chile
Son los dos primeros pasos que se deben dar cuando estamos antes el lugar de suceso.
Parte esencialmente dos objetivos, primero que las pruebas y evidencias no sean manipuladas para así darles forma a una correcta reconstrucción del hecho y por otra que, las mismas, sean efectiva como pruebas de convicción libre de contaminación o lo que es igual, la cadena de custodia.
Quizás yo añadiría otra más que, aunque menos importante no deja de ser efectiva, me refiero a la “protección” de los curiosos en general y a la prensa en particular. ¿Por qué?, simplemente pueden dar detalles que sólo deben conocer la policía y su autor. En muchas investigaciones ese dato ha sido crucial para el esclarecimiento del caso. Es cierto que, en alguna ocasión ha ocurrido y se ha podido llegar a un acuerdo entre prensa/policía para que no se publicara ciertas cosas, pero claro, no siempre se cuenta con profesionales.
Saludos.
Juan
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Criminalística: ciencia al servicio de la ley
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Análisis de ADN, microscopios de barrido, estudios químicos, marcadores biológicos... No se está describiendo un laboratorio farmacéutico, sino la Unidad de Criminalística de la Guardia Civil, que usa las últimas tecnologías para la identificación de cadáveres y el análisis de indicios encontrados en escenas de delitos.
"Si no se sabe la identidad del cadáver no hay caso", explica el comandante Francisco Bueno, de la Unidad de Identificación de la Guardia Civil.
Esta información en muchas ocasiones no se conoce. Para solucionar el problema la Guardia Civil cuenta con biólogos, químicos, farmacólogos... que trabajan con las últimas herramientas de investigación para establecer la correlación entre un indicio -una huella, una muestra de ADN recogida de las uñas de un asesinado, células epiteliales sobre la boquilla de un cigarrillo o restos óseos- con un nombre, que puede ser el del fallecido, o el del agresor.
Cuando Kary B. Mullis, bioquímico del Instituto Scrips, en La Jolla, California, descubrió la reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés), nunca podría haber pensado que su hallazgo serviría para encarcelar a miles de delincuentes en todo el mundo.
En el momento en que la criminalística empezó a estudiar el ADN, los análisis se realizaban mediante enzimas de restricción, para lo que se necesitaba bastante material biológico. En 1983 Mullis descubre la PCR. Tres años después la técnica se empieza a utilizar en casos policiales. "La PCR ha significado un gran salto en los análisis de ADN criminalísticos. Ha permitido el análisis de muestras mínimas y en mal estado", explica a DM José Antonio Cano, del Departamento de Análisis de ADN de la Guardia Civil. No sólo se intenta descubrir la identidad de un individuo por las muestras genéticas; "también se comparan los restos con una base de datos que contiene información genética recogida en otros delitos de los que no se había encontrado su autor. De esta manera poder implicar a un delincuente en varios crímenes".
Nueve marcadores coincidentes son suficientes para unir un nombre con unos restos de ADN. "En estos casos la probabilidad de encontrar a otro individuo con una secuencia igual es mínima. En caso de pruebas de paternidad, las coincidencias se elevan a trece".
Aunque el ADN es el método más novedoso, la huella dactilar sigue siendo una de las bases de la identificación en criminalística. En España el Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID) posee almacenadas más de 1.300.000 huellas dactilares de personas fichadas. ¿Cómo se comparan las huellas recogidas en un delito con las existentes en la base de datos? Cada huella posee unos puntos característicos: crestas que se unen, que se separan o se cortan... El programa compara estas peculiaridades con las guardadas en el SAID, y así logra la identificación. Pero el trabajo no siempre es tan fácil. Un cadáver puede ser encontrado mucho después de su muerte, o en condiciones que hacen casi imposible una toma de huellas completa. En estos casos límite, la Unidad de Identificación tiene que regenerar las crestas papilares del muerto para conseguir una huella legible.
En el instante en el que se dispara un arma, millones de partículas se depositan en el cuerpo de la persona que porta la pistola. "Las moléculas de plomo, vario, antimonio... son particulares de cada detonación. Cada disparo posee su nube de gases específica, por lo que se puede saber que una persona ha disparado si coinciden las partículas que se han recogido en su cuerpo con las de la escena del delito", explica José González, del Departamento de Balística de la Guardia Civil, que utiliza un microscopio de barrido para realizar esos análisis.
Narcóticos
La espectrometría de infrarrojos y la cromatografía de gases son técnicas utilizadas habitualmente para la identificación de principios activos, sobre todo en narcóticos. La Guardia Civil también participa en la investigación sobre falsificación o uso de medicamentos sin registro sanitario. El caso de Bio-Bac es el más reciente: "a este fármaco se le está haciendo de todo", explica Juan Carlos Atoche, del Departamento de Química, con el fin de identificar su composición exacta.
Para que ningún delito se quede sin resolver, la química, la farmacología y la genética se han convertido en herramientas más efectivas que la pistola y las esposas para los nuevos agentes con bata blanca.
El proyecto fénix para hallar desaparecidos
El tiempo mínimo que requiere la esqueletización total no es de nueve años, ni de nueve meses, ni siquiera de nueve semanas; puede producirse en aproximadamente nueve días. En ocasiones se encuentran restos humanos no identificados. También existen familias que no saben qué ha sido de sus seres queridos. Para poner en contacto ambas partes se ha creado el Proyecto Fénix, "una base de datos civil que intenta dar respuesta a las personas que tienen un familiar desaparecido", explica José Antonio Cano, del Departamento de ADN de la Guardia Civil.
El proyecto, que une los esfuerzos de la Guardia Civil y del Laboratorio de Identificación Genética del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Granada, recoge muestras del ADN de familiares del desaparecido, preferentemente por vía materna -el ADN mitocondrial se trasmite de madre a hijo-. Esta documentación se guarda a la espera de algún resto humano que no haya sido identificado. Cuando aparece se comparan ambas secuencias, y si coinciden se amplia el análisis al ADN nuclear; si las muestras siguen siendo similares se ha dado en el blanco: se ha encontrado a otro desaparecido. Gracias a esta iniciativa más de treinta familias han encontrado los restos de algún ser querido.
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Es la disciplina que aplica el
conocimiento de las ciencias y
emplea técnicas apropiadas que
permiten el exámen de evidencias
físicas o indicios, que permiten
esclarecer hechos y en su caso al
autor de los mismos, sean de
índole punible o no punible,
legal o extralegal, y que coadyuban principalmente, al sistema de
imparticion de justicia. |
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Puedes enviarnos tus archivos, fotos, para que sean publicadas en esta página.
COESFO_AC@HOTMAIL.COM
COESFO@GMAIL.COM |
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Página oficial del "PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE CRIMINALISTICA, EXPO FORENSE Y SEGURIDAD "
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